Tomarse el palo -de escoba-

Luego de que Fausto pueda llevar a la acción y la realidad su cuestionable y fuerte amor por Margarita, sucede lo que debe suceder, más para aquella época. La culpa, la vergüenza, el peligro de ser descubierta, o mejor dicho la sufrida espera al momento de su matrimonio donde seguramente se iban a dar cuenta de que ya no era virgen. Esto sin considerar que no se sabe que el responsable es un señor ya mayor. En todo esto, aparece el hermano de Margarita, que motivado por un fuerte (y también muy cuestionable) amor, salta en nombre de su hermana a algo que entendemos es defender su honor. En este intento muere y es lamentado por todo el barrio, especialmente por Margarita que su pesar es ahora doble.
No me termina de quedar claro si Fausto y Mefistófeles se encuentran prófugos. Entiendo que sí, principalmente por el comentario que hace el demonio al decir que no tiene drama con la policía, pero meterse en temas de sangre no le pinta mucho. En todo caso, ya sea por huida o por placer, se encuentran en las montañas yendo a la celebración de Walpurgis, un especie de festividad del Aquelarre donde brujas, brujos y otros espíritus se juntan a derrapar.
Con la muerte del hermano de Margarita, los crímenes de Fausto ya ascienden a dos. Y hay formas de hacer las cosas, inclusive las que están mal. Cuando optamos por dejarnos llevar por nuestros impulsos, y sobre todo aquellos que se encuentran motivados por fuerzas desconocidas (inconscientes), solemos actúa por las vías equivocadas, de modo infantil diría el psicoanálisis.
En cualquier caso, esta acción, ya sea por diversión o huida, lleva a los protagonistas a un largo (o quizás más bien tortuoso) viaje para disfrutar de la festividad antes dicha. Vladimir Propp habla de la huida luego de la fechoría, pero la vemos en un sin fin de historias y película, esta huida nos lleva a lugares muy oscuros, lugares que nos obligan a conectar con aspectos muy profundos de nuestro ser. Guiados por un fuego fatuo, símbolo de la luz o el calor que lleva por los senderos de la muerte se llega a un lugar tan turbio de brujas y brujos que el mismo demonio le plantea a Fausto moverse a otro sitio.
Aquí en el viaje hemos entrado en un terreno ya muy oscuro, donde el demonio ya no debe esconderse, y si bien Fausto no está del todo cómodo y se espanta por el simple hecho de que su compañera sacase un ratón por la boca, no se espanta ni padece de la festividad.
El problema, y asumo que será problema de los próximos capítulos, cuando aparece Medusa, personificada en Margarita su amor, pero con la trampa de las serpientes y el peligro de petrificar a Fausto.

Comentarios

  1. Está bueno lo de la huída después de la fechoría. Es algo, posta, muy infantil. Leiste lo de Walpurguis también!! yo esa parte todavía no! la leo esta semana!

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