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Mostrando entradas de abril, 2025

Capitulum digressio

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Los capitulos que van hasta el laboratorio, comienzan con un cuento falopa sobre la creación del dinero que no me puede chupar más un huevo, pero que confirma la teoría de Rebord de que el dinero en papel es magia. Prefiero detenerme en el regreso, cuando ven que Wagner ha reemplazado fácilmente a Fausto en la cátedra y encuentran al bachiller  que, después de leerse un par de libros, ya cree tener la posta. "Me dijeron tantas mentiras como cosas sabían, pues no creían en lo que sabían y así consumieron su vida y la mía", d ice convencido, y el diablo reconoce que los adultos a veces mienten a los jóvenes para no arruinarles la vida de entrada, para evitar spoilers y darles la oportunidad de descubrirla por si mismos. Porque al contrario de lo que pensaba Arendt, de que cada generación trae a cuestas la esperanza de reinventar el mundo, el diablo asume  que nadie piensa nada necio o cuerdo que no haya sido ya pensado antes.  El mal es, entonces, esa cirularidad con forma...

Mascarada divina

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 Veneris est  et corpus illud scit Decían los griegos que en las fiestas dionisíacas, detrás de lujosas máscaras, además de hoplitas y esclavos, también asistían sátiros, ninfas y dioses. Los primeros capítulos de la segunda parte de la tragedia de Fausto son el anhelo moderno de que esos decires sean ciertos. Ocurren en una tremenda fiesta, donde abundan criaturas míticas escabiando y bailando.  En medio de la pista se puede ver a tres bellas señoritas, que en realidad son divinidades muy antiguas, conocidas como las Eerinias o las furias. Las imagino como esas mujeres tan bellas que cuando las mirás en la noche y te devuelven la mirada pensás: "con que gusto dejaría que me arruines la vida". Goethe les da características distintivas a cada una, que poco tienen que ver con las descripciones míticas, pero son muy interesantes para radiografiar la naturaleza humana.  Alecto parece encarnar el hecho de que siempre dañamos más a quienes más queremos, mostrando que los m...

Bolonqui mitológico

 Después del marrón que se metió Fausto, destrozado en el alma como quien lo está luego de seguir ciegamente por una espiral de obsesión tóxica con tu amada y, conformandote únicamente con la situación de que tu alma le pertenecerá al diablo en un cero coma, Fausto decide hacer un retiro de relajación en un "lugar ameno". Su pesar se mezcla con relajación y no llega atinar reflexiones más allá del: queríamos encender la antorcha de la vida y un mar de fuego nos envuelve, ¡y qué fuego! ¿Es amor? ¿es odio? Ardientes nos rodean alternando espantosos el dolor y la alegría. Una idea que lleva directamente a la asociación con el ardor de la pasión de las emociones, sobre todas aquellas que dejamos salir libremente y que cuando no sabemos controlar o gestionar nos quema. Más allá de Fausto, Mefistófeles se encuentra en sus propias andanzas, ocupa el lugar vacante de un bufón al lado del emperador. En está idea (como en toda la que le sigue) me parece muy interesante el valor simbóli...