Bolonqui mitológico
Después del marrón que se metió Fausto, destrozado en el alma como quien lo está luego de seguir ciegamente por una espiral de obsesión tóxica con tu amada y, conformandote únicamente con la situación de que tu alma le pertenecerá al diablo en un cero coma, Fausto decide hacer un retiro de relajación en un "lugar ameno". Su pesar se mezcla con relajación y no llega atinar reflexiones más allá del:
queríamos encender la antorcha de la vida
y un mar de fuego nos envuelve, ¡y qué fuego!
¿Es amor? ¿es odio? Ardientes nos rodean
alternando espantosos el dolor y la alegría.
Una idea que lleva directamente a la asociación con el ardor de la pasión de las emociones, sobre todas aquellas que dejamos salir libremente y que cuando no sabemos controlar o gestionar nos quema.
Más allá de Fausto, Mefistófeles se encuentra en sus propias andanzas, ocupa el lugar vacante de un bufón al lado del emperador. En está idea (como en toda la que le sigue) me parece muy interesante el valor simbólico que se le da. Los reyes, emperadores, suelen aparecer en las historias representando la función reguladora del Yo / Self. Apoyado por el Sabio de un lado, el derecho como el más importante, pero el bufón de lado izquierda. Esta idea me parece magnifica en el sentido que la sabiduría, o el conocimiento puede venir por dos lados: desde la frialdad y el "conocimiento objetivo" que maneja el sabio, pero también de aquellos conocimientos más duros de admitir, que necesita de lo distendido, coloquial y jovial tono del bufón. Que Mefistófeles sea quien ocupa este lugar no es casualidad, ¿qué otra forma tiene la Sombra de aconsejarnos y mostrarnos la realidad sin que nosotros levantemos nuestras resistencias.
Entre charlas y diálogos, donde se habla de jodido que está el mundo, nos dejan varías enseñanzas acerca del conocimiento. Una Canciller advierte de los peligros de la Duda, como nace del Pecado propio de la Naturaleza y del Espíritu que es el mismo demonio. En esto (a modo de palito) le da la razón, sobre la importancia que se la da al conocimiento empirista, y sobre todo a la necesidad de conocer lo ajeno y lo propio, porque le quita importancia al conocimiento interno. Aquí Mefistófeles le tira la posta al emperador, mandandolo a agarrar la pala y el pico y laburar.
Cuando en la tercer escena, Goethe parece tirar la casa por la ventana y jugar con todos los personajes de la mitología, el festín simbólico brilla en todo su esplendor. Se habla de las funciones del Yo, cagarla tanto que hasta nuestro propio eco se vuelve en nuestra contra. El Heraldo responsable de decir el significado de las figuras, pero en incapaz, como dice el muchacho de auriga
somos alegoría
siguiendo del mejor consejo que se puede dar cuando nos vemos en la incapacidad de interpretar los símbolos de nuestra mente (sobre todo en lo que el análisis de sueños refiere)
No sabría nombrarte,
más bien podría describirte
Fundamentalmente es el primer paso del correcto análisis para no caer en los falsos valores del brillo de oropeles.
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