La Esperanza del Señor

En una de las visitas, de las que son necesarias que el Señor haga cada tanto tiempo a lo mundando, tiene una conversación con Mefistófeles -aparentemente un demonio pícaro que habita en la tierra- queriéndose informar de las novedades, o al detalle, de los sucesos y de los hombres.

Goethe nos habla de un mundo aburrido, llano, que da pena y que no genera el interés ni de lo demoníaco, pero aparentemente tampoco podría llamar la atención de lo Divino. En palabras de Mefistófeles:

Viviría mejor tal vez, si no

le hubieras dado ver la luz del cielo:

él la llama razón y la usa solo

para ser animal más que animal.

Podría ser referencia de que el hombre utiliza la razón con el fin de justificar sus atrocidades y el mal. O que la utiliza para justificar sus instintos y alejarse de lo trascendental.

Aquí entra la apuesta del Señor con Mefistófeles. De entre todos los hombres el Señor pone un voto de confianza en Fausto, aunque el demonio lo trate de loco, atormentado e insaciable en sus necesidades. No es del mundo el sustento de ese loco nos dice. Y con el afán de demostrárselo le pide intentar llevarlo por su camino, apuesta que el Señor no intentar evitar. Lo curioso en la apuesta, es la falta de recompensa más que el triunfo de uno sobre el otro, no hay ninguna petición especial en caso de ganar.

Hablamos en el "Prólogo en el cielo" del estado mismo de la humanidad, un estado que Goethe denuncia hace más de 2 siglos, y es un problema que tiene que ver con la consciencia y el uso que se le da a la misma. ¿Cuál es el camino del bien? ¿Cuál es el camino del mal? ¿Tiene que ver con lo moral? Cuando nos dice El hombre puede errar mientras se afana, a la par de que tenemos Mefistófeles en la tierra y al Señor en el cielo, nos da la pauta que el errar, el tomar el mal camino se encuentra a la orden del día, mientras que el camino del bien es uno que no dará recompensa hasta llegar a muerto y ganarse la gracia del Señor. O quizás es un camino que nos lleva hasta la recompensa de la trascendencia, del entender el verdadero motivo y darle el bueno uso por el que se nos ha dotado de consciencia/razón.

Las personas vivimos en tensión entre lo demoníaco y lo Divino: Ello vs Superyo lo llamaba Freud, Sombra vs Persona era el nombre que le daba Jung. En el folclore popular se lo puede ver en el demonio malo de un lado de la oreja y el ángel del otro lado. Es el conflicto constante de dejarnos llevar por nuestras pulsiones o acatar las normas de la sociedad para responder a una necesidad casi tan instintiva y necesaria para la supervivencia, la necesidad de ser aceptado.

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