Aunque la mona vista de seda
El estado de enamoramiento nos plantea psiquicamente una ambigüedades anímicas de las más interesante. Debería ser un estado de disfrute y gozo, al fin y al cabo es personificar todo aquello que internamente deseamos en otra persona, es volverlo real en un Otro. Pero entonces ¿por qué lo padecemos?
La primera respuesta más obvia que me viene es la de la típica frase "con el diario del lunes todos la tenemos clara". Por supuesto, cada uno siempre tiene un recuerdo bonito de la etapa del enamoramiento cuando se logra consumar y sobre todo corresponder el sentimiento, pero el estado en el que nos sumergimos cuando entramos a tal vulnerabilidad, suele estar más caracterizado por la obsesión. Cuando uno se enamora no puede dejar de pensar en la otra persona, imagina futuros posibles, situaciones determinadas, aparecen miedos muy profundos, y por sobre todo una necesidad muy infundada de tenerlo siempre en compañía, comprobar cada instante que es real y sobre todo que me corresponde en tiempo y espacio.
Algo similar le pasó a Fausto, como dice Mefistófeles
Así es cómo echa un loco enamorado
por el aire la luna y las estrellas
y el sol, para recreo de su amor.
Con respecto a Margarita, la dicotomía que se genera es muy interesante, se da una dualidad similar a la que la psicoanalista Melanie Klein hablaba de la "madre buena" y "madre mala". Por un lado, su madre biológica, reprimiéndola, sacándole las joyas que le fueron regaladas. Que una chiquilla de su estatus socio-económico llevase dichos lujos debiera pertenecer a lo demoníaco, a una causa diabólica (aunque en algún sentido, razón no le falta). En el otro polo, tenemos a la "madre buena", no es precisamente permisiva, dejándole despilfarrar y enseñar de forma grotesca las joyas, el Yo/Ego debe, en primera instancia, respetar la situación y el estado de su Ánima, las dificultades y limitaciones. Lo que sí hace esta madre representada en Marta, es darle un espacio donde poder usar las joyas, y una estrategia para que el mundo se las vea sin que les resulte poco familiar para una chica de sus características.
Esta última reflexión, con la tontería, es el principio más importante de la psicoterapia: los tiempos. Es decir, no apresurar, no exigir de forma que nuestra psique se ponga en un lugar incomodo, esto en general a lo que lleva es al levantamiento de las defensas y cerrarse por completo.
Junto con esto, la mentira continúa siendo denominador común, pero este engaño hay que tomarlo como se debe. Ya no entremos en el terreno de los sueños, que su mecanismo por excelencia es el engaño por medio de la sublimación para enseñarnos el mundo de lo inconsciente. Es probable, que en el trabajo personal de autocrecimiento que podamos llevar en el día a día, muchos de los pensamientos que nos revelan aspectos de nuestro inconsciente llegan por medio de "disfraces", "mentiras" o "engaños. Como quien mete el dedo del pie en el agua para tantear la temperatura, el inconsciente antes de revelar aspectos profundos rechazados, suele enviar Símbolos relacionados para "tantear" la consciencia hasta donde tiene la capacidad de recibir.
Que bueno lo del análisis de las dos madres y del engaño del inconciente. "Demonios son mis temores" decía Estopa... y ahí está. Es muy bueno este ejercicio de lectura, culiaaado.
ResponderEliminar