Chamuyo demoníaco

El demonio, siempre en su rol de garca, quiere esta vez que Fausto mienta y para conseguirlo le dice: 

¿A caso no has hablado falsedades sobre Dios y el mundo, el cielo y la tierra? 

Pero en su sofisma intenta ocultar que no es lo mismo decir algo falso que mentir, ya que quien dice falsedades convencido de ellas no es un mentiroso, sino un ignorante. La mentira siempre tiene la intención de engañar y tergiversar los hechos y no tiene nada que ver con la veracidad o la falsedad de los dichos. Incluso sabiendo esto, y habiendo atrapado al diablo en falta, Fausto le dice: Tienes razón, sobre todo porque no me queda más remedio. Sin duda, Fausto es presa de la pasión en ese momento y va a hacer cualquier idiotez por Margarita. 

Así es como un loco enamorado hace estallar el sol, la luna y las estrellas para la diversión de la amada.  

Las palabras de Mefistófeles dibujan los efectos de la droga dura del eros, que permite cualquier exceso y la falta de escrúpulos a la hora del cortejo. Fausto ya había probado dos chamuyos fallidos: primero el acercamiento medio violín en la calle y luego la apelación a la codicia con el regalo de las joyas malditas. Para un tercer acercamiento necesita mentir y lo hace para abrazar el infinito fuego que arde en su corazón. 

¿Es esto un juego y un engaño diabólico?   

Se pregunta Fausto, sin encontrar palabras exactas para lo que siente, tomando al eros como una especie de maldición. Mefistófeles lo ignora, dejando entrever que los demonios no padecen los dulces y dolorosos efectos del amor. Recordemos que los demonios son de la especie de los ángeles, son inteligencias puras, donde abunda la razón y el cálculo. Son muy astutos y han adquirido el conocimiento por intuición. No están presos de las pasiones y sus acciones se guían por un propósito o deber. Por eso son tan buenos chamuyando, porque no se involucran, porque pueden calcular los resultados de sus acciones, el comportamiento de sus presas y pueden manipular las emociones ajenas teniendo bajo control las propias.
Así como la mentira no tiene tanto que ver con la verdad como con la intención, el mejor chamuyo tiene más que ver con el engaño que con el amor. 

Comentarios

  1. Brutal, la fina linea moral entre mentir y faltar a la verdad. Aparte en el texto entra en una moral aun más jugada que es la cultural: una persona que se anula por las creencias religiosas y machistas de la época, una mentira que la pueda liberar de la otra mentira de la que es víctima (si no le es fiel al marido que la dejó se irá al infierno). Ya lo decía Arjona, una mentira que te haga feliz vale más que una verdad que te amargue la vida

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  2. Lo del Eros demoníaco es un tema recurrente, muchos textos lo describen así por el carácter arbitrario e imposible de predecir que tenía, después de todo era un bebé que hacía lo que se le cantaba por diversión. Después de todo, cuando nos alcanza su flecha somos capaces de cualquier chamuyo para conseguir lo deseado y lo curioso es que esto a veces nos aleja del verdadero amor. Por eso Eros no es dios del amor

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